Existen parejas que han comentado que no tienen ninguna discusión con su pareja porque son una pareja perfecta. Todos tenemos conflictos, la diferencia de ellos es que no lo expresan. Por motivo que tienen miedo a que ese conflicto no pueda resolverse ocasionando una ruptura. Así que para evitarlo prefieren guardárselo y aguantar lo que siente. Pero debemos saber que la realidad es bien distinta: una relación está conformada por dos personas que más allá de que se quieran también son diferentes. Es decir, observan la realidad desde su propio punto de vista.
Obviamente uno no debe reñir por reñir. Al igual que una relación en la que existe un balance de una pelea diaria no va a ningún lado porque produce angustia a nivel emocional. Lo bueno de las discusiones es que nos ayuda a conocer mejor a la otra persona, establecemos pactos, somos capaces de descubrir nuestros propios límites y entendemos que las cosas no siempre se dan como uno quiere.
Si te encuentras en pleno de conquista no es bueno tener discusiones. Sencillamente, porque ni siquiera estás saliendo con esa persona. Allí debes acercarte, no distanciarte de la otra persona de forma momentánea. Todos sabemos que cuando ocurre una discusión, las parejas se distancian de forma temporal. Es algo que también podemos observar en el plano de la amistad o en las relaciones familiares.
Aprender a plantear una discusión de la forma adecuada. No ataques a la otra persona y evita los gritos. Exprésate cómo te sientes y qué es lo que te gustaría conseguir ante esa situación. No tengas miedo de poder expresarte ya que eso le dará a entender a tu pareja que es lo que quieres.