Por lo general, las personas infieles son consideradas como aquellas que manifiestan su ego en su máximo nivel, y van por la vida creyendo que ellos están bien y que todos los demás están mal.
Pero, la verdad es que las personas infieles suelen tener muchos conflictos y, en su mayoría, no aceptan que tienen un problema. Emocionalmente hablando, tienen muchos momentos de ansiedad y para no sentirla requieren de atención y adrenalina, son inestables emocional y psicológicamente.
La conducta de una persona infiel viene cargada de estereotipos. Si se habla del caso de los hombres, no siempre es el macho dominante, ellos también suelen ser dominados por la amante, pues no siempre se salen con la suya, y no siempre la amante es una víctima. Existen ciertas acciones que una amante hace y que estas son dolorosas en el ego del infiel.
De acuerdo a investigadores ser infiel es el resultado de patrones que se han repetido de generación en generación. Cuando una amante domina la relación, los infieles se vuelven débiles y de fácil provocación, suelen sufrir y aquí te decimos cuales son las acciones le provocan sufrimiento en su vida:
- Un infiel sufre cuando siente que la situación se le ha salido de las manos, por ejemplo, pudo haber empezado la relación como aventura, pero con el paso del tiempo en lugar de ser el cazador, terminó siendo la presa. Esto les genera sufrimiento y frustración, sobre todo se acentúa esta situación cuando traspasan esa línea y se enamoran.
- Otra acción que les provoca sufrimiento es cuando la persona en el lugar de amante le amenaza que si no le cumple ciertos caprichos contará todo, esto hace que el infiel entre en un conflicto interno, en donde ya no goza esa adrenalina de tener un amor escondido, ahora se ve perjudicado por el mismo.
- En los hombres infieles, sufren cuando la amante le dice que ya no le sirve en la cama, en ese momento, empiezan a perder el poder sobre la amante y la relación. Empieza a decaer ese ego con el que siempre pregonan en el círculo de amistades cercanas (hombres).
