Así como las pasarelas destinadas a sostener las más bellas modelos, la vida es un sostén de experiencias increíbles. En el mundo de la moda sólo las modelos más cotizadas pueden brillar en los escenarios de los diseñadores de talla mundial.
¿Y qué tanto se parece esto a la vida misma? La pasarela es todo el camino que tanto tiempo llevas atravesando. En ciertos momentos hubo y habrá caídas, algunas más estrepitosas que otras, pero siempre existe la oportunidad de levantarte, sacudirte el polvo y continuar caminando de la manera más exquisita posible.
En algunas ocasiones modelarás trajes bastante comunes, de esos que no llaman casi la atención y que son colocadas a las modelos que apenas empiezan. Con el pasar del tiempo y si logras destacar, portarás el último grito de la moda, ese que terminarán usando las estrellas más cotizadas. Te lloverán las ofertas para distintas marcas.
Habrá días en que saldrás caminando firme, estilizada, como si los ojos de quienes dictan qué vestimos y qué no estuviesen todo el tiempo sobre ti. Las luces podrán enceguecerte a ratos, pero buscarás siempre la manera de mantener tu caminar y ver a través de los destellos.
¿Te levantaste desanimada hoy? Es hora de poner algo de música y marchar al ritmo de algo alegre. Deja que tu cuerpo entero hable por ti, porque ese es el trabajo de las modelos: ni una sola palabra les es necesaria para decirlo todo con su actitud.
Si hoy eres nadie, con esfuerzo podrás ser más que mucho el día de mañana. De cualquier manera, habrá días en que los titulares amarillistas te pondrán mal frente al mundo, y otros en que te dejarán en paz y podrás respirar un poco. Todo es cuestión, a fin de cuentas, de actitud: si eres alguien para ti, se reflejará en todo lo que hagas.
Y sin necesidad de mirar a los lados para saber que convives con celebridades y tienes a disposición los chicos más guapos, continúas tu paso, indetenible, regia, llenando bien los zapatos que calzas e impregnando el suelo que te sostiene con la firmeza de ser mujer.