¿Cuántas veces hemos hablado sobre no auto-sabotearnos y hacer oído sordo a todo lo que digan los demás? Esa convicción de que lo único que realmente importa, es lo que nosotros creamos, es peligrosa y atrevida. Si bien es cierto que esto refuerza nuestros pasos para alcanzar metas y evitar ser herido por las críticas, de vez en cuando debemos vernos reflejados en la opinión de las personas que de verdad nos aman.
Sin embargo, hay veces que nos rodeamos de personas de mala vibra, dispuestas a escupir puro ácido a través de sus palabras. Es ahí, cuando debes demostrarle que, a la única persona, que debes convencer de que estás haciendo bien las cosas, es a nosotros mismos.
Convéncete de que ya es tarde.
¿Quieres un verdadero motivador para impulsarte a ser mejor? Piensa en la muerte. Lo corto que es la vida, tiene su propósito de ser. La premura por alcanzar algo ahora, y no mañana; la prisa por amar ya, y no después; el desespero por hacer las cosas bien lo más pronto posible, y no tarde, son propias de lo corta que es la vida. No nos podemos dormir, lo que deseamos tener y ser en 10 años, debemos empezar a crearlo desde ahora.
Deja de compararte con otros:
La única vez que debes compararte con alguien, es cuando deseas ver en esa persona, un objetivo. Bill Gates, uno de los hombres más ricos del mundo, dijo que la humildad es esa capacidad de ver en el otro, las virtudes que nosotros aún no tenemos, pero que queremos alcanzar. No se trata de una comparación irracional, se trata de buscar un punto de referencia de lo que queremos llegar a ser.
Cuestión distinta sucede cuando comenzamos a compararnos con gente que no tiene nada bueno que aportar. ¿De qué nos sirve compararnos con alguien que no es digno de admirar?
No desconfíes de ti.
Dentro de ti hay capacidades que quizás aún no conoces. Si eres bueno en algo, explota tu talento. Si te apasiona eso, puedes llegar a vivir de ello y por ninguna razón, dejes que alguien te diga que “eso” que tú haces, es tonto, inútil o sin gracia. Si alguien lo comenta, pues no recibas su opinión, has oído sordo y que él se quede con su mala vibra para su propia alma.
Recuerda que tú no comes o vives del pensamiento ajeno, el único pensamiento que realmente importa, es aquel que nace de tu cerebro. Utilízalo sabiamente, habla contigo mismo y aprende cómo ser una mejor persona para ti, no para los demás.