Existen tres tipos de soledad: la primera que es por elección, la segunda por imposición y, la peor de todas, la que se siente aun estando acompañados. Y entre las tres hay un abismo de diferencia.
¿La peor soledad? Esa que se siente en compañía. Cuando duermes sólo, pero a algunos centímetros de alguien. Cuando los cuerpos están tan cerca y los corazones a miles de kilómetros.
– Vanessa Martín
El sentirse acompañado de la persona equivocada es bastante frustrante porque no permite disfrutar de una intimidad o empatía que nos aporte seguridad.
Nos inhibe la confianza por lo que nos encerramos en nosotros mismos y nos tragamos todo nuestro sentir por miedo a no ser comprendidos y nos llegamos a sentir insuficientes e infelices.
Cuando se llega a este punto, es preferible y necesario aplicar el dicho tan popular como cierto que dice, que es mejor estar solo que mal acompañado.
Porque el hecho de aceptar una compañía que quebrante nuestro equilibrio y nuestra autoestima, que no nos brinde apoyo, que no nos ayude y no nos brinde eso que necesitamos, a la larga sólo genera una angustia mayor.