La estrecha relación entre la Percepción del YO, y la depreción.

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Existen muchas situaciones en donde los problemas son tan fuertes, que terminan acaparando gran parte de los pensamientos, cayendo en emociones amargas que terminan tergiversando la vida por completo.

Y es justo esta situación, la que se conoce como depresión, y, aunque muchas personas no suelen prestarle la atención necesaria, algunas veces, para cuando quieren hacerlo quizás sea demasiado tarde.

Así actúa la depresión, esta es una enfermedad psicológica que debe ser clínicamente tratada, pues es grave y común que nos afecta física y mentalmente en nuestro modo de sentir y de pensar.

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La depresión nos puede provocar deseos de alejarse de la familia, amigos, trabajo, y otras ocupaciones. Puede además causar ansiedad, pérdida del sueño, del apetito, y falta de interés o placer en realizar diferentes actividades.

El pensamiento rumiante, el diálogo negativo, la sensación de vacío y la infravaloración, esculpen día a día los cimientos de la baja autoestima, un escenario abonado para que crezca de forma irremediable la sombra de la depresión.

El sentido del yo y la depresión guardan una relación muy íntima. La imagen que tenemos de nosotros mismos está desfragmentada durante estas condiciones psicológicas, dando forma así a una evidente baja autoestima.

Además, la mente, no deja de invertir tiempo y energía en el concepto del yo, debilitándolo aún más a través de la preocupación constante y del diálogo interior negativo.

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Pocas realidades clínicas llegan a ser tan complejas como las depresiones. Ningún paciente la sufre de igual modo. Es una dimensión multifactorial, adversa y poliédrica, no hay duda, pero hay factores comunes que aparecen en gran parte de los casos clínicos evidenciando a un enemigo sobradamente conocido.

Uno donde nuestros pensamientos y el comportamiento de nuestra mente hacen más grande y resistente a esta presencia.

De este modo, algo que nos revela un trabajo publicado hace solo unos meses es que el sentido del yo es un componente clave en este tipo de trastornos psicológicos. Lo es hasta el punto de que la forma en que nos percibimos, nos hablamos y nos tratamos a nosotros mismos, modifica nuestra arquitectura cerebral.

Un ejemplo, ha podido verse mediante resonancias magnéticas que las personas con baja autoestima evidencian un menor grado de materia gris en diversas áreas cerebrales.

Aún más, en caso de no mejorar este aspecto de nuestra personalidad, de no trabajar esta fortaleza psicológica, la depresión puede hacerse más resistente y durar años.