Las relaciones que establecemos con los demás se basan en las emociones y los sentimientos. Es así que cuando perdemos a alguien significativo nos duele no sólo en el alma sino también en el cuerpo.
Perder a alguien a quien amamos implica una serie de reacciones tales como la tristeza, la ira, la confusión. Estas emociones hacen que nuestro sistema inmunológico funcione de manera defectuosa, haciéndonos más vulnerables a diversos virus y bacterias.
Es así que a continuación te ofrezco una serie de recomendaciones para que evites que el dolor haga estragos en tu salud física:
#1 Expresa lo que sientes en el momento justo.
#2 Mantén tus hábitos biológicos al día: alimentarte sanamente, hacer ejercicio y dormir lo suficiente, además de evitar consumir sustancias psicotrópicas
#3 Acepta lo que sientes y no busques crear máscaras para ocultarlo.
#4 Comparte lo que sientes con alguien más que pueda escucharte sin juzgarte y sin indicarte lo que debes hacer.
#5 Toma un baño, sal a pasear, reúnete con amistades, visita a tus familiares.
#6 Todo tiene su tiempo, así que no te apresures ni te quedes estancada. Vive lo que sientes a tu ritmo y hazte respetar.
El dolor no sólo nos predispone a enfermarnos: también representa una oportunidad para valorar la vida y para ver las cosas de otra manera. Una vez superado el dolor, volveremos a equilibrarnos aunque no volveremos a ser los mismos, así que de ti depende que sea para bien o para mal.