El joven de 18 años es estudiante de ingeniería y esta usando todo su conocimiento para ayudar a animales necesitados.
Alejandro Colli es una de esas personas que coloca sus talentos y conocimientos al servicio de los demás, el es un estudiante de ingeniería, que con su maquina de impresión en 3D está creando prótesis para perros. El lo hace de puro corazón pues si intención es ayudar a estos animalitos a recuperar su vida normal y aunque es un producto muy comercializable, no las vende, las regala.
Alejandro lanzó sus increíbles diseños a través de twitter, haciendo de su emprendimiento toda una noticia viral.
La iniciativa comenzó a finales del año pasado cuando Alejandro estaba por terminar el último año de secundaría en Stella Maris en Lemus, Argentina, y tuvo por iniciativa propia, el desarrollo de una impresora 3D.
Alejandro armó su impresora con tutoriales de YouTube y aunque no se tomaba en serio la herramienta, después se dio cuenta de todo lo que podía hacer con ella.
Con su impresora comenzó a hacer moldes de galletas para repostería, armo un pequeño negocio a partir de esto y luego comenzó a pensar en más proyectos y ahí fue cuando dio un paso al mundo canino, iniciando con las prótesis para las patas de los perros y logrando ayudarles para volver a caminar.
Alejandro les toma las medidas y como no es un fabricante en masa, solo trabaja bajo pedido. Se tarda aproximadamente un día y medio en cada prótesis, modela en su computadora y luego traslada el diseño a la impresora que se tarda cerca de tres horas en las distintas partes de la prótesis.
Una vez que obtiene las piezas él las arma y atornilla, además de que coloca cintas de velcro para la parte del codo y goma de espuma para crear como un colchón para la pata del perrito.
El costo total de una prótesis como esta no supera los 10 dólares algo curioso pues estos artículos regularmente son muy caros. Afortunadamente para estos canes Alejandro los da gratis.
‘’Lo que la gente te agradece es increíble. Ver a un perro volver a caminar normal es algo impagable y ni hablar de la felicidad de los dueños. Ellos me agradecen, pero no tienen porqué hacerlo’’.