Aunque no lo admitas, es así. Podrás revolcarte con tus amiguitas de a medio tiempo, podrás festear con ellas lo mucho que desees y vivir la vida como si no hubiera un mañana pero jamás conocerás a otra como yo, con mi magia, mi belleza y mi espontaneidad.
Jamás podrás, amigo mío. Porque ellas quieren aprovecharse de ti y no desean otra cosa que tu dinero. En cambio, yo siempre desee tu bienestar y tu crecimiento. Te ayudé con tus estudios y fui tu abrigo en los tiempos difíciles, pero me traicionaste, y ahora la estás pagando.
Te arrepentirás, mi querido. Antes me engañaste, me despreciaste, me tomaste por una tonta que podía tolerar tus engaños, pero ahora tú eres el desahuciado, el engañado. Lo que antes tenías, no volverá nunca más y solamente te quedará tristeza y sufrimiento en tu vida.
Quiero verte llorar y rogar por mí, echado en la tierra, pidiéndome perdón, y yo verte desde arriba, erguida, sin que la lástima me atrape. Pero soy humana, soy compasiva, y no puedo hacerle daño semejante a un ser humano, aunque me haya lastimado de ese modo.
Por mi parte, me siento tranquila. Sé que los que se portan bien salen adelante. Los buenos siempre encuentran su buen lugar en el mundo y yo encontré el mío con un hombre que me ama como merezco. Mi chico es un caballero y me respeta, me ama y me aprecia, a diferencia de ti, que me hiciste sufrir, me entristeciste y me hiciste sentir la peor mujer del mundo.
No sé lo que nos depara el futuro, pero debes cambiar. Porque si sigues por ese camino, jamás tendrás a una mujer decente a tu lado y perderás cualquier buena opción que llegue a tu vida. ¿Te arrepientes? Pues entiéndelo de una vez: jamás conocerás a nadie como yo…