¿Cómo es posible que tras decenas de dietas una persona no sea capaz de aprender a comer bien y mantenerse dentro de unos límites saludables de peso?
Siempre estamos preocupándonos por hacer dieta, ya sea por salud o por bajar esos kilitos de más, sin embargo muchas veces no lo logramos hacer o si lo hacemos solo nos logramos mantener con ese ritmo unas semanas y volvemos a subir de peso. Esto al final nos llena de frustación y nos rendimos ante las tentaciones que se nos presenta.
Sin embargo, todo es mucho más fácil de lo que parece. Es imprescindible que entendamos que el cuerpo es como una mezcla de sentimientos, pensamientos, emociones, personalidad y genes. Todo, absolutamente todo, conforma lo que somos.
Por tanto, si decidimos bajar de peso, ¿no estarían en juego también otros factores y no sólo la alimentación y el ejercicio físico? De hecho, son los otros factores los que sustentan la dieta y los nuevos hábitos.
Simplificando más aún, podemos decir que las emociones, pensamientos, sentimientos y, por supuesto, las conductas se encuentran abarcadas sobre un único concepto: la autoestima.
Somos lo que somos y hacemos lo que hacemos porque nuestra autoestima así nos lo marca.
Interfiere en todas las áreas de nuestra vida, lo que también incluye nuestro peso, la forma de comer, la alimentación y nuestros hábitos. Una autoestima baja, decidida a sabotearnos para volver a tener razón: no mereces ser feliz. Porque, aunque parezca impensable, podemos llegar a odiarnos a nosotros mismos.
Ese odio que nos puede llegar a generar una baja autoestima hace que busquemos personas, conductas y hábitos que nos dañen, hábitos como la alimentación, y aunque a corto plazo genera calma y satisfacción a la larga conlleva a la posterior culpa, generando aún más odio.Como lo mencionamos arriba, la autoestima siempre quiere tener razón, y con la comida y la falta de control sobre ella, se consigue.
Este círculo vicioso, hace que sintamos que hemos perdido el timón sobre nuestra propia vida, y como necesitamos encontrar la calma, volvemos a comer, acabando convertidos en esclavos de la comida, el espejo y la báscula.
Como ves, el problema del sobrepeso no reside en la alimentación o la vida sedentaria, detrás de todo esto hay un conjunto de creencias limitantes bajo la dictadura de la autoestima que van a hacernos caer una y otra vez en los intentos por salir de donde estamos.
¿Cómo solucionamos? Lo primero es aprender a controlar nuestras emociones, nuestros sentimientos, pensamientos y conductas y, para ello, debemos trabajar lo más importante, la autoestima. El trabajo está en ir reformulando nuestras creencias hasta convertirlas en aliadas y poco a poco ir creando unos cimientos de amor propio y valoración positiva que nos ayuden con nuestros objetivos, no que se conviertan en nuestro peor enemigo.
Fuente: Psicocode