A veces, perder significa ganar. De cierto modo, nunca se está preparado para separarse de alguien que te hizo bien. No se está preparado para dejar atrás a alguien que se quiso, pues, con su partida, estamos dejando ir no solo un nombre, ni solo una pareja, también se deja ir momentos y buenos recuerdos con posibilidades de revivirlos.
Pero cuando ese alguien se va sin que nadie lo obligue, no solo pierdes a esa persona, sino que ganas un espacio en el corazón para que un nuevo amor, una nueva experiencia y una nueva oportunidad de ser valorada, llegue y se quede, quizá, para siempre.
Por eso, perder, a veces significa ganar, aún más cuando quien pierdes porque te perdieron. Porque no siempre es uno el que falla y porque cuando te fallan lo mejor es soltarse y quedar libre de emociones y todo lazo, respecto a esa persona que te lastimó.
Se gana libertad emocional si estando con alguien, la habías perdido. Si te sentiste de algún modo, atrapada, incompleta o infeliz, que una persona te deje o le pierdas, te da la posibilidad de volverte a querer y reconocerte por el valor que tienes y, de ese modo, le das la posibilidad a una nueva persona de amarte realmente, de respetarte, pero también, de fallarte.
El tema es que siempre será mejor ir por un futuro incierto a quedarse en un pasado que lastima.