Todos deseamos ser felices, pero en realidad. no siempre empezamos por el buen camino: atendiéndonos, escuchándonos, situándonos como protagonistas en el teatro de nuestras vidas y no detrás de un telón donde la vida, sólo pasa.
No es egoísmo es aprender a quererte a valorarte. Nadie debe señalarte por buscar oxígeno y libertad en instantes de presión, por cortar vínculos cuando dichas personas te hacen daño. Nadie tiene el control de tu vida salvo tú mismo, porque todos venimos solos a este mundo y nos vamos de la misma manera.
Ser feliz es una aventura que debe durar toda la vida
Decidir ser feliz es una sabia elección que supone en ocasiones tener que priorizamos y ponernos delante de algunas cosas y de algunas situaciones de vez en cuando. Buscar un “equilibrio” entre los demás y nosotros. Para ello debemos tener en cuenta alguna de estas dimensiones.
Rodéate de gente que te dé luz, no sufrimiento
- Hay personas que nos hacen perder ese equilibrio interior: nos quitan las energías, nos alejan de nuestros valores, vulneran nuestra integridad, nos manipulan con sus ironías, sus exigencias y nos someten a un camino con espinas.
- Rodéate de personas que te permitan ser tú mismo. Aunque en algunos casos habrán personas de las cuales no podemos alejarnos porque son familias o compañeros de trabajo, en ese caso sólo trata de no darles autoridad en tu vida. Limita el trato, desactiva su influencia en ti, de quien te perturba, y una vez más, priorízate.
Sé tú mismo y despréndete de todo lo que no es necesario
¿Recuerdas la última vez que tuviste un dialogo con tu yo interno? Debemos hacer ese ejercicio con frecuencia si no nos distanciamos de nosotros mismos y con ello, perdemos el rastro de la felicidad.
Querido yo, sé que mereces que te trate mejor y es algo que voy a hacer a partir de ahora, dejaré de autocompadecerte, de decirte que no puedes o que no lo mereces… Querido yo, hoy te voy a retar a ser feliz.
Hay que tener cuidado con esas actitudes limitantes donde nuestro yo queda etiquetado con el “no voy a poder”, “esto no es para mi”, “voy a fracasar”, o el “está claro que la felicidad nunca va a llamar a mi puerta”.
- No pongas muros a tus pensamientos y más bien crea fortalezas en tu actitud. Sé auténtico, sé tu mismo, atiende a tu yo interno y libéralo.
- Evita influencias externas que actúan a veces como auténticos boicotadores de nuestra autoestima. Parejas que controlan, que limitan, que vetan espacios y crecimiento personal.
- Pon cuidado también en el peso de muchas familias que nos imponen y quieren construir modelos idealizados por ellos sobre nosotros impidiendo nuestra maduración y libertad.
A veces, para ser feliz hay que hacer un viaje interior para sanar muchas heridas y carencias del ayer. Una vez cubiertas, satisfechas y liberados los miedos es momento de abrir los ojos y el corazón y creer en ello, creer en que de verdad merecemos ser felices.
Fuente: La mente es maravillosa