Hay algo que quiero confesar: he perdido la cuenta de cuántas mujeres he conocido, he salido, me he acostado, he pasado un buen tiempo y me he enamorado.
No creo que haya un problema en tomarse el tiempo necesario para explorar tanto tu sexualidad como tu capacidad para amar. Pero eventualmente, pierdes el propósito para seguir por ese camino.
Te sigues diciendo que cada persona es especial, pero sabes que eso es mentira. Si todos fueran especiales, nadie sería especial.
Hace un tiempo me estaba preguntando si el amor más grande que había tenido sería el amor más grande que encontraría en la vida, recuerdo haber pensado que necesitaba tiempo para explorar.
Necesitaba tiempo para salir con diferentes personas, para tener diferentes encuentros íntimos, de salir de fiesta, de dejarme ser y vivir. De pensar “sólo se vive una vez” y otras cosas del estilo.
Y eso hice. Salí con diferentes personas y salí a miles de fiestas como si no existiera el mañana.
¿Me arrepiento? A veces.
No me arrepiento de haber salido con tantas mujeres y haberlas conocido (a algunas más que a otras.) Pero sí me arrepiento de haber pensado que necesitaba algo que no necesito.
Sin duda quería todas estas cosas en ese momento, explorar, conocer diferentes parejas, vivir diferentes experiencias. Las quería con tanta intensidad que terminé una relación increíble con una persona increíble… Le di espacio al estilo de vida joven, semi-idiota y lleno de testosterona.
Para algunos hombres acostarse con una mujer es suficiente. No para todos, pero sí para muchos. Quizás incluso para la mayoría.
La mayoría de los hombres no están buscando algo más, porque no creen que lo necesitan, en realidad no entienden que necesitan más.
Antes de que niegues con la cabeza y pienses que hay cosas mucho mejores en la vida y en las relaciones que el sexo, quiero que sepas que estoy de acuerdo contigo, siempre he creído eso.
He sido un romántico desde que estoy en el jardín de niños, de hecho me enamoré de una niña sólo porque aprendió a leer antes que yo.
Siempre he estado buscando al amor de mi vida. Pero eso no cambió el hecho de que sintiera que no había experimentado lo suficiente como para mantener viva mi relación. Pensé que quizás el mundo tenía algo más que ofrecerme. Pensé que el pasto podía ser más verde en otro lado, y salí en búsqueda de ello.
Mi máximo motivación no era carnal, pero tampoco era lo suficientemente sabio para saber lo que tenía – más bien, lo que podría haber tenido.
Estuve tan cerca. Tan re-cerca de tener la relación perfecta. Pero no era la correcta. Bueno, en realidad nosotros no éramos los correctos. No es que no fuéramos correctos el uno para el otro, pero simplemente no éramos las personas correctas – aún no habíamos crecido lo suficiente para convertirnos en las personas que teníamos que ser.
Algo nos faltaba. No estábamos listos para lo que habíamos encontrado el uno en el otro. No era sólo yo, era ella también.
Mi historia de amor no es única. La mitad de quienes están leyendo esto probablemente se identifiquen. No soy especial, el amor que tuve no es especial. Sí, era fantástico, era increíble de hecho. Tenía mucho potencial. Pero no era especial.
Fue una experiencia de mucho aprendizaje. La última década de mi vida ha sido una gran y larga lección.
Y lo que he aprendido es que lo que todos tenemos que entender es que: al final, hay una sola gran diferencia entre todas esas personas con las que sales y las personas con la que te vas a casar.
No es la química. No es cuán atraído te sientas físicamente. No son sus títulos, sus trabajos, lo que están haciendo con sus pasiones y sus creencias. Y esto suena casi chistoso, ya que estas cosas son las que la mayoría de las personas consideran como los pilares de una relación.
Claro que importa qué tipo de persona sea tu pareja – pero sólo para la llama inicial. El tipo de persona que sea cada uno les ayudará a enamorarse el uno del otro. Pero no determinará cuánto durarán.
Entonces, ¿qué es lo que busco en la mujer con la que me casaré? Estoy buscando a alguien que sea genuinamente y sinceramente abierto de mente. Estoy buscando a alguien que pueda tomar distancia de ella misma y de sus creencias y mirar las cosas con los ojos de alguien más.
Entiendo que esto pueda parecer como poco importante, pero no te confundas. Lo es todo. Un problema que tenemos las personas es que todos creemos que tenemos la razón, pero, ¿qué es tener razón? La mayoría de nuestras creencias en realidad son opiniones. Son teorías.
Son pensamientos que a veces ni siquiera uno mismo entiende, pero los vendemos como verdades.
Esto puede que no parezca como un tema cuando estás solo, pero estar en una relación es diferente. Ya no eres “sólo tú”. Ahora eres parte de algo más grande, eres parte de algo que sin ti ni el otro podría existir. Eres fundamental en una suerte de mini sociedad.
Y como toda sociedad o grupos, las opiniones difieren. Los argumentos ocurrirán. Las emociones se alterarán. Ocurrirán errores, y dirás cosas que no deberías haber dicho.
Y quiero que la persona con la que me case esté dispuesta a todas estas realidades, y quiera aprender en cada momento diferente de la relación. Y quiero que ella sepa que yo también lo estoy.
Lo que busco en una mujer es sabiduría. Tiene que tener suficiente sabiduría para reconocer que nuestras creencias no son el final de cada discusión. Tiene que ser sabia para entender que las relaciones se construyen, no se encuentran. Necesita tener esa especial sabiduría de poder ver el mundo no en blanco y negro, sino en diferentes gamas de colores.
Cuando encuentras a una persona que te ayuda a ver el mundo con sus incertidumbres, sus constantes cambios y sus infinitos cuestionamientos, pero te sientes seguro igual, entonces has encontrado a la persona indicada.
Has encontrado a una persona lo suficientemente sabia y flexible como para no enredarse en las trivialidades de la vida y esa persona te ha encontrado a ti, qué le darás lo mismo de vuelta.
Via: Paul Hudson