Hay que dejar ir a quien nunca hizo nada para quedarse

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Es necesario a veces para crecer desprendernos de malas cosas, ya que con ello ganamos muchas otras cosas buenas. Cerrar algunas etapas de nuestra vida es parte de nuestro crecimiento. La vida es una avance y nunca paramos. La vida nos abruma y nos quita el aliento y nada conseguimos estancándonos ya sea en momentos o con personas que solo nos hunde y que se convierten en nuestra piedra en el camino.

Quien nos hace daño y erosiona nuestro ser, nuestra esencia como persona, está vulnerando nuestro crecimiento.

Puede ser difícil darnos cuenta, que queramos cegarnos durante un tiempo, pero la infelicidad es algo que nadie puede esconder. Duele, marchita y nos apaga. Así que no lo permitas. En la vida siempre llega un momento en que es mejor soltar y  dejar ir.

Hay que dejar ir a quien nos abandonó

El dejar ir es un acto de decisión y valentía. Incluso puede ser posible que no eres tú el que se va sino quién se sentía abandonado y simplemente tomaste la decisión de soltar, de asumir esa ruptura y avanzar de nuevo, es vital.

  • Debemos dejar ir ya que sino seguiremos aferrados a un sinfín de emociones negativas que nos van a herir cada día más.
  • Tomate tu tiempo para cerrar ese ciclo en tu vida . El duelo debe vivirse, llorarse, asumirse y más tarde, aceptar lo ocurrido hasta lograr llegar al perdón. Una vez pasado el duelo, nos sentiremos libres para dejar ir con la máxima plenitud.
  • La ruptura de un vínculo es un abandono, y como tal debemos “retornar” hacia nosotros mismos  para reforzar ese vínculo con nuestra autoestima para volver a mirar hacia delante. Fortalecidos.
  • No alimentes nostalgias, no focalices tu mirada en el pasado que ya no existe, se fue, no está… Y recuerda sobre todo que quien vive de la nostalgia no hace más que alimentar el sufrimiento, y “aferrarse” mientras idealiza un pasado dejando que se pierda su presente. Su oportunidad de ser feliz “aquí y ahora”.
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​Hay que dejar ir sin resentimientos

Si no quieres ser prisionero de quien le hizo daño no alimentes  la rabia, el despecho y el resentimiento. No seas cautivo de tus propias emociones negativas.

Perdona para sentirte libre. No es fácil. Algunas veces asumimos que el perdón es una renuncia a nosotros mismos, que es como claudicar y vernos como víctimas. Nada más falso.

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Perdonar es tener confianza en ti mismo, tener la fortaleza de conceder el perdón a la persona que te hizo daño. Vences tus miedos y te sientes liberado.

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Desprendernos de los resentimientos y la rabia nos devuelve a nuestro estado inicial, nuestro corazón se sana y dejas de lado esas emociones negativas. Solo entonces el acto de “dejar ir”, se convierte en algo más fácil de conseguir.

«No inviertas tiempo en quien ya no lo merece, en quien no hizo nada para quedarse a tu lado, o en luchar por ti. Ábrele el camino y ofrécele libertad, déjalo ir. Porque no merece la pena luchar contracorriente, porque toda puerta que se cierra, es una oportunidad que se abre».

Vía: Rincón del  Tibet