Existe una larga lista de romances fallidos que nos ha demostrado, a veces, que hacer el o la interesante trae más desgracias que beneficios. Por lo que es momento de comenzar a dudar de esa “vieja usanza” y cuestionarla de que la miseria amorosa nos alcance en forma de desilusión.
¿Vale la pena hacerte la difícil?
Nada es tan sencillo como parece
Esa manipulación, de quienes lo recomiendan, provoca en el interesado mayores ganas de conquistar a esa persona. Puede que sea cierto, ya que en ocasiones esta resulta una técnica efectiva y la razón es sencilla: este juego alude a un instinto primitivo que nos hace sentirnos atraídos hacia algo o alguien que se ve fuera de nuestro alcance. Es por ello, que cuando alguien se hace la difícil, el cerebro se enfoca en querer conseguir sin importar los medios, hasta llegar a obtenerlo.
¿De verdad funciona presentarse como un ser inalcanzable?
Puede que ahora hacerse la difícil no sea tan conveniente. Es posible que la efectividad del método haya sido generacional; puede que a nuestros padres y abuelos les hayan funcionado de maravilla, a nosotros nos confunde de manera terrible. Somos muy torpes para mostrar nuestros propios sentimientos, entender lo que siente la otra persona es un enigma más difícil de descifrar. El único acierto que podemos otorgar al “hacerte la difícil” es que de concretarse una relación esta será mucho más valorada por la pareja. Sin embargo, para que una relación funcione no es suficiente con considerar lo que se consiguió como una especie de tesoro; ya que esa admiración debe ser alimentada por ambas partes y distintas maneras.
Tampoco quiere decir que te debes entregar a la menos insinuación, pero si quieren evitar confusiones de cualquier tipo, lo mejor es liberar un poco la tensión de vez en cuando. Esto quiere decir, si te sientes en verdad atraído por una persona, debes hacérselo saber. Si no es así, basta con un simple “no” para que nadie salga perjudicado después de cortejar de manera innecesaria.
Así como ha avanzado la tecnología, nuestra ideología ha cambiado y por lo tanto nuestra perspectiva sobre el amor y sus variantes. Por esta razón “hacerse la difícil” ha perdido ahora una gran efectividad, ya que nuestra generación no se caracteriza por su sinceridad emocional.