Todos hemos oído que “sólo una vez uno se enamora en la vida”, podemos decir que en cierta parte es cierto ya que una primera vez amamos de una manera intensa a alguien sin saber si esa persona nos conviene o no, y eso es porque sólo una vez en la vida es uno ingenuo.
Esto no quiere decir que nunca volveremos amar. Sólo que por el conocimiento ganado del primer amor, tendremos más cuidado con nuestros siguientes romances. No creyendo siempre lo que se nos dice, si no siendo más realistas sobre lo que estamos experimentando. Ya no somos tan ingenuos para creer en el para siempre, ni tampoco estamos confiados de que esa persona es el indicado.
Podemos decir que sólo una vez en la vida pensamos que quien está con nosotros nos ama con la misma intensidad que lo amamos a esa persona, y sólo una vez tendremos que comprender que cada quien ama de una forma muy distinta, y que eso no significa que no nos amen, sólo que todos vemos el amor de una perspectiva diferente, dependiendo de las circunstancia que hemos vivido y como la vida nos ha enseñado a comportarnos en este tipo de situación.
Sólo una vez en nuestras vidas estamos dispuestos a entregar todo por amor; a perdernos en el intento de ser perfectos para ese ser que es nuestra pareja. Sólo una vez somos capaces de soportar todo para complacer a esa persona, sin darle importancia a nuestra felicidad y menos a nuestras necesidades. Hay muchas cosas que sólo experimentamos una vez, y eso es cuando somos ingenuos del amor.
Lo bueno es que sólo una vez en la vida pasamos por todo esto. Porque una vez que lo vivimos somos capaces de poder aprender de esa experiencia para no volverlo a repetir ni una vez más.
Aunque suene triste, cuando hemos sufrido por el amor, no queremos que nos vuelvan a lastimar otra vez, por ello somos muy cuidadosos con nuestras futuras parejas. Ya que descubrimos que sólo somos felices con la persona que valga la pena.es así como nos damos cuenta de cuáles son las cosas que jamás volveremos a permitir en una relación.
Cuando pasamos por todo esto, nos damos cuenta que ya no volvemos a ser una niña ingenua que cree en el enamoramiento a ciegas. Si no nos convertimos en una persona que ahora sabe lo que quiere y que lucha sólo por un buen amor, y no por cualquier persona que aparezca frente a nosotras. Nos podemos mucho más analistas.