Tenemos la mala costumbre de guardarnos la rabia para evitar entrar en discusión con nuestra pareja u otras personas. Sentimos que nuestras molestias pueden incomodar o no ser importantes para otras personas. De este modo, las molestias se acumulan en nuestro interior y de a poco se empiezan a desbordar.
Cuando nos guardamos las reacciones, palabras y molestias, inevitablemente nuestro nivel de estrés aumenta. La irritabilidad se vuelve inminente y explotar en un momento de debilidad puede traer grandes y graves consecuencias.
Las respuestas impulsivas pueden hacer mucho daño a nosotros y a quienes las reciben. Exteriorizar nuestras molestias cuando han sido acumuladas por mucho tiempo, puede desembocar en un acto incontrolable y violento. Es importante que las molestias se saquen fuera al momento de sentirse.
Puede que esto te quite algunas amistades o incluso acabe tus relaciones amorosas, pero solo las personas que te toleran y quieren de verdad, sabrán apreciar tu honestidad y te aceptarán con tus molestias.
Al hacer de un hábito el sacar fuera nuestras molestias, la vida se vuelve más sencilla y las cargas emocionales se reducen. Nuestro nivel de estrés baja a un buen nivel y la impulsividad desaparece. Esto te lleva a tener un pleno control sobre tu vida en todos los aspectos, tanto los buenos como los malos, ya que, al acumularse las molestias, esto interfiere con la inteligencia emocional y puede afectar en la toma de decisiones personales y profesionales más importantes.
Hazte y hazle un favor a quienes te rodean, di lo que sientes a pesar de que creas que es tonto. Exprésalo y libérate emocionalmente para que la gente pueda verte tal y como eres.