Una vez que terminamos una relación normalmente nos dedicamos a padecer los efectos emocionales del rompimiento. Rara vez se nos ocurre sentarnos a revisar qué fue lo que nos pasó tanto como individuos como pareja.
Justo antes del gran final, ocurren cambios en la dinámica amorosa que pueden llegar a ser imperceptibles. Cuando no hay más por hacer nos vienen los pensamientos sobre nuestras relaciones pasadas para tratar de recordar si hay algo que estemos haciendo en la actualidad que ya veníamos haciendo en esa época.
¿Sabías que es posible anticipar una ruptura? Basta con mirar más de cerca los pensamientos, sentimientos y acciones que nos llevan al declive, antes de que sea demasiado tarde. Y si no sabes cómo hacerlo por tu cuenta, te dejo a continuación las etapas por las que puedes pasar justo antes de terminar con todo:
Primera: pre-contemplación
Se carece de consciencia acerca de una posible problemática en la pareja. Es así que se piensa que la relación está bien así como está y por lo tanto no es necesario implementar cambios.
Segunda: contemplación
Es aquí cuando empezamos a darnos cuenta de que hay cosas que deben cambiar, y que de alguna manera nos predisponen ligeramente a considerar dejar la relación.
Tercera: preparación
Aquí ya hemos decidido buscar la manera de que todo termine. Se invierte tiempo en distintas maneras y planes para romper con el vínculo amoroso.
Cuarta: acción
Nos encontramos poniendo en práctica lo planeado a través de conversaciones con la pareja y un alejamiento progresivo de la misma.
Quinta: mantenimiento
Ya se ha asimilado la ruptura y por tanto se actúa de manera cónsona con esta idea. Se hacen especialmente evidentes la evitación y la idea fija de que jamás se volverá con la pareja.
¿Y tú? ¿Te encuentras en alguna de estas etapas?