He sido sumamente tolerante durante estos meses. Me he mantenido callada y asumiendo la postura que me pediste. Me he convertido en un ser prácticamente invisible en tu vida y absolutamente nadie sospecha de nuestro amorío. Pero me harté, ya no puedo seguir viviendo a escondidas de la gente. Necesito gritar nuestro amor, necesito decirlo. Necesito dejar de ser simplemente “tu amiga”…
Sé que lo que tienes con ella ya no es lo mismo. Su mal genio y su comportamiento errático hicieron estragos en su relación y, sencillamente, estás supremamente aburrido y cansado, ¿Y por qué no la dejas entonces? Me dices todas estas cosas por una parte pero, por la otra, los veo siempre juntos, tomados de la mano, compartiendo públicamente sin ningún reparo, ¿A qué juegas? ¿Debería creerte?
Desde el primer día en que te conocí, no has hecho más que prometerme mil amores. Me dijiste que el asunto de tu relación era pan comido, simplemente esperabas algo de tiempo para que la impresión en ella no fuera tan fuerte por la pérdida. Y fui paciente, te esperé. Me prometiste que seríamos novios legalmente, que te mudarías a mi departamento y nuestro idilio de amor continuaría por siempre. Pero no, sigues en lo mismo.
Y lo peor es que tienes el descaro de molestarte. ¿Acaso no tengo razones para estar resentida contigo? Me has hecho llorar, me has arrancado las lágrimas más intensas que he derramado. Ahora vivo la vida con tristeza y pesadumbre, ya no disfruto los paseos al parque, las idas al cine ni la música que me gusta. Simplemente me invade el desasosiego al verte pasear con ella, tan relajado, tan tranquilo, y yo, aquí, envidiosa…
Debes cambiar de actitud. De no ser así, ya no me tendrás más nunca a tu lado. Porque merezco un hombre a tiempo completo. Necesito un complemento a toda esta ternura y romance que me invade para entregarle toda mi existencia. Necesito amar y profundamente, pero también necesito sentirme amada y adorada. Debes elegir entre las dos: ¿Ella o yo? Porque me cansé de ser simplemente “la amiga”…