El amor de interés:
Suele ser el más típico y fácil de reconocer. El amor por interés material se ve a diario en personas que solo están con otras, por lo que tienen y no por lo que son. Los amantes por interés tratan de aprovechar al máximo tus recursos materiales, una vez que estos se agotan, no les sirves de nada y te dejan en el abandono.
El amor obsesivo:
Este es un amor enfermizo, caracterizado por la posesividad de un obsesivo por su pareja. Puede tener resultados peligrosos en cuando al cómo se desenvuelve dicha relación. El problema se centra en un trastorno emocional que hace que, el posesivo, tenga graves crisis de celos y ansiedad que pueden llegar a ser peligrosos, no solo para el que lo padece, sino para su pareja, tornándose en ocasiones, en un escenario de violencia y constante amenaza para la víctima.
El amor por deseo:
Cuando las personas confunden su apetito sexual con amor, se produce un choque entre emoción y cuerpo. El amor parece ir sobre ruedas hasta que el sexo empieza a fallar. Quienes “aman” solo por sexo, no están dispuestos a mantener una relación a largo plazo, ya que, al saciar el apetito sexual con una persona, se cansan y van en búsqueda de otra.
El amor del solitario:
Es un amor sustentando en una gran mentira. Las personas que están con alguien por temor a estar solos, no corresponden a un estado amoroso, sino a un estado de falta de valentía y dignidad, por no saber cómo afrontar su soledad y cómo aprovecharla. Estas personas, a causa de la sensación de vacío, pueden llamar “amor” a cualquiera que se cruce en su camino.