El abuso en contra de los animales no tiene límites. Golpear o gritar a un perro, es solo una de las tantas formas en las que se puede agredir a un animal.
El rapto, también entra dentro de esta categoría.
Tal es el caso que vemos a continuación, donde vemos la víctima de un secuestro canino.
Su historia comienza hace 2 años en Wisconsin. Su dueño estaba en una mala etapa familiar, y a pesar de atravesar por dicha etapa, no dejaba de darle a Chaos su compañía, pues este, parecía ser la única figura afectiva que tenía para ese entonces.
José, el dueño de Chaos, tuvo que darlo en adopción temporal para poder ocuparse por completo de sus asuntos. Así que le dijo a un supuesto amigo que se lo cuidase.
Tres meses después, al irlo a buscar, su amigo se negó a entregar el perro.
Destrozado, José creyó que más nunca tendría a Chaos entre sus manos. A pesar de ello, una institución denominada Winnebago County Service, consiguió a Chaos deambulando por la calle.
El perro fue llevado a un refugio y comprabaron que tenía una identificación que comprobó que era un perro de casa desde el año 2014 en situación de calle.
Afortunadamente, la identificación también tenía un contacto, el de José, razón por la cual pudieron devolvérselo a su dueño.
La reacción de ambos es hermosa.