La doble moral se pone a prueba. Algunos se enternecen, otros se enojan.
La escena nos muestra a un artista callejero que trabaja como estatua humana para ganarse la vida, pero, está apoyado por su cachorro.
Es un trabajo difícil, que requiere horas y horas al día para generar algo de ingreso, y es justo ahí donde la simpatía choca con el egoísmo.
Podemos pensar que someter a un perro a un trabajo como este, puede ser algo de lo qué discutir, pues, permanecer inmóvil, no es fácil ni para un ser humano. Ahora imagínalo para un perrito.
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Dinos ¿Qué opinas al respecto? Si crees que el cachorro no está pasándola mal, o si se trata de un aprovechamiento.