Algunos hemos escuchado o lo hemos pasado de primera mano lo que es una infidelidad. Cuando uno se entera que esa persona especial te traicionado te sientes devastado pues nunca pensaste que la persona que tanto amabas iba hacerte ese daño. Muchos se han preguntado cómo se siente que te engañen, ¿qué tanto dolor te causa una infidelidad?
Esto viene a ser un acto de traición a la confianza, al amor y a la estabilidad de una relación amorosa, el dolor que más cuesta superar es el sufrimiento provocado. Pero lo primero que afecta es el ego, este se encargará de extender el sufrimiento en el mayor tiempo posible, comienzas a sentir que han derrumbado tu autoestima y tu mente estará de pensamientos perversos, que en ese instante no te dejará entender con claridad la situación.
No importa que tan mal haya estado la relación, una infidelidad jamás se justifica. Especialmente porque tenemos la facultad de poder comunicarnos y ser sinceros en nuestra relación. Debemos tener la fortaleza de preservar la confianza de nuestro compañero o compañera, para no herir susceptibilidades y mantener el respeto entre ambos. El llamado debe hacerse antes, no posterior a la infidelidad, la infidelidad nunca resulta un camino sano, pues siempre hay más de una persona herida.
Debemos saber que la prolongación del dolor por una infidelidad es lo que genera más sufrimiento, cuando lo comprendemos a profundidad, podemos observar lo que es la molestia, la pérdida del control que se tiene sobre la otra persona, la deslealtad sale a la luz, sintiéndose traicionado y eso es lo que más duele.
Podemos darnos cuenta que la fragilidad del ser humano es más que evidente; el alma puede alimentarse de pocas cosas, mientras que el cuerpo se alimenta de muchas, y si somos objetivos de una infidelidad, es aceptable el dolor que sentimos, pero la perpetuación de este dolor, hasta el punto de sentir la necesidad de venganza, es producto del ego, por lo que la humildad del dolor debe recibirse y experimentarse, pero también debemos tener la madurez necesaria para tomar las acciones de la manera correcta ante la consecuencia de la infidelidad.