Posiblemente conoces a una de esas personas amargadas que, de no serlo, seguro están tristes, tienen una visión pesimista o solo se quejan constantemente. Posiblemente, la veas todos los días frente al espejo, y, si no es así, seguro la compañía de esa persona te arruina la alegría, estresa o pone de mal humos.
A este tipo de personas se les diagnostica como adictas a emociones negativas. No importa qué tan bien vayan sus vidas, ellas siempre verán el lado malo de las cosas.
Pero ¿Por qué son así?
Esto se debe a un mal manejo de las emociones. Más allá de lo que hayas escuchado sobre que las emociones no pueden controlarse, esto es totalmente falso.
La inteligencia emocional es la capacidad de elegir inteligentemente incluso cuando existen emociones que se sobreponen o intentan superar nuestro pensamiento racional.
Quien posee una pobre inteligencia emocional, está destinado a padecer de una gran tristeza o enfado con todo lo que le rodea.
Nuestros pensamientos determinan la manera en que abordamos la vida, y en ocasiones, podemos abordarla de la peor manera y esto puede volverse una actitud adictiva, haciéndonos así, adictos a las emociones negativas.
Estas personas suelen quedarse solas o incluso estar rodeada de otras personas de emociones negativas.
Es como una especie de atracción por hurgar heridas en la piel. Hay que tomar un distanciamiento emocional de todo ello para poder encontrar nuestra paz interna y ver las cosas como realmente son.
Hay que tener en claro que incluso un exceso de emociones positivas provoca una reacción negativa en nosotros. La razón es que tantas emociones positivas generan una visión ficticia de la vida y es realmente peligrosa pues nos nubla el juicio frente a ciertas realidades a la que podemos restarle importancia cuando en realidad debemos asumirlas con madures y seriedad.
Por qué nos volvemos adictos a emociones negativas.
Recientes estudios demuestran que los pensamientos pueden generar cierta liberación de hormonas en el cuerpo. Al parecer, la adrenalina y cortisol, son las principales hormonas liberadas en los pensamientos negativos.
Hay quienes pueden tener incluso un desbordamiento de dichas hormonas, haciendo casi placentero el hecho de pensar negativamente sobre algo.
Aunque el placer parezca ser bueno en sí mismo, la verdad es que a largo plazo puede generar una gran acumulación de estrés que puedes desembocar en enfermedades crónicas y otros padecimientos propios del estrés.