No creo que alguien que sepa el día de su aniversario, sea infeliz. No, está bien que recuerdes cuánto tiempo lleva tu pareja a tu lado, pero creo, que es más fácil ser felices cuando nos olvidamos de contar los días.
Dejemos que sean los presos, quienes se preocupen por cuantas semanas pasan.
Hagamos que cada solsticio de verano, sea insignificante.
Que los meses de novio, se vivan, no que se cuenten.
Estamos tan atados a darle importancia el tema de llevar la cuenta, que nos podemos olvidar de por qué estamos pagando.
Comencemos a disfrutar cada día y cada noche.
A hacer el amor más seguido, porque quizás mañana no podamos compartir la cama.
Comencemos a decir “te amo” después de cada “buenos días”, porque quizá, en la noche no nos veamos.
Hagamos que cada mes que cumplimos de novios, se nos olvide celebrarlo, porque estaremos tan ocupados queriendo ser felices, que un día más, o un día menos, parecerá no tener importancia.
Abracemos el presente como el mejor momento para hacer locuras, de esas que por temor se iban a dejar para mañana.
Besémonos de forma pecaminosa más seguido, que quizá en una semana peleemos y no volvamos a juntar nuestros labios.
Dejémonos de preocuparnos por esperar el momento indicado para dar un detalle, para preparar un desayuno y llevarlo a la cama, para empezar a ver una serie juntos, para salir a caminar bajo la lluvia, para hacer el amor y para decirnos cuánto nos queremos. Comencemos hacerlo ya. Porque contar el tiempo, parece hacernos infelices, contar el tiempo me aburre y quiero, en nombre del amor que te tengo, que cada segundo sea ideal para estar a tu lado.