El amor es una de las cosas más complejas de la vida, y para a amar hay que pasar por distintas etapas o procesos. El amor es también una cuestión de voluntad. Es decir, una vez pasado el enamoramiento inicial y haber consolidado el amor en una pareja, ambas parten deben ir fortaleciendo el amor con esfuerzo y ganas.
Quizás muchas cosas que nos disgustan, forman parte de la personalidad de nuestra pareja, sin embargo, debemos aprender a tolerarlas, aceptar que no es igual a nosotros, tener paciencia, ser amable, tener compresión y mucho más.
Y, en ocasiones debemos hasta soportar y aguantar una que otra cosa que no nos guste por amor. Por ejemplo: compartir con alguna persona que no nos caiga del todo bien, puede ser amigo/familiar o conocido de nuestra pareja, ir a sitios o hacer actividades que no nos llamen la atención, entre otras tantas cosas.
En fin, son tantas las cosas por las que hay que pasar y otras tantas que soportar en nombre del amor. Pero, éste hay que cultivarlo, mantenerlo y cuidarlo.
Digamos que el amor es lo más parecido a un jardín que hay que regar cada día, en donde hay que esforzarse por cuidarlo. Si queremos ser felices y disfrutar al lado de la otra persona, tenemos que trabajar en nuestra relación. Porque el amor no es un sentimiento pasivo, se alimenta principalmente de nuestros actos.
De esta manera, habrá aspectos que mejorar, por los cuales debemos trabajar siempre, otros tantos que eliminar y algunos más que tratar de poner en marcha para nutrir la relación.
Es inevitable. Si no prestamos atención a la relación, esta se deteriorará con el paso del tiempo. Porque al igual que una planta, necesita ser regada y saneada. Y para ello se debe alcanzar la estabilidad con nuestra pareja, para llegar a ello es inevitable atravesar por distintas etapas.
Las relaciones evolucionan con el paso del tiempo, pero hay algunas cosas, determinadas actitudes hacia nuestra pareja, que deben cuidarse siempre, como:
- Cuidar los detalles, ser detallista en una que otra ocasión, siempre que consideremos que la situación lo amerite, o porque nos salga del corazón. No solo en fechas especiales.
- Fijarnos más en lo bueno que lo malo. Prestar más atención y darles más importancia a las virtudes que a los defectos.
- Las rutinas no son reglas estrictas que deben cumplirse exactamente. No estamos obligado a permanecer en la monotonía.
- Los proyectos comunes nos hacen mirar en la misma dirección. Tener ese entusiasmo de cumplir lo que ambos nos propongamos.
- Es necesario un tiempo diario para los dos.