La fidelidad es simplemente una alternativa que obtenemos cuando nos relacionamos con una persona en un nivel afectivo. Claramente la fidelidad tendrá un gran peso para cada individuo y en cada relación amorosa tendrá una posición que otorgara como resultados, acuerdos tácitos o explícitos relacionados la aptitud de cada una de las partes en vinculación a terceras personas.
Cuando verdaderamente se ama a una persona, la fidelidad para nada es un castigo, ni una penitencia, simplemente es un placer. Algo que resulta de forma natural y congruente con lo que se siente, el respetar a la persona que ha decidido compartir por decisión, parte de su vida con nosotros.
Una infidelidad es la manera más fácil de colocar en juego una relación, aquella persona que comete un acto de infidelidad, debe saber si se descubre, eso puede costarle la pérdida de su pareja o por lo menos estará sometido a una relación completamente fracturada.
Si una persona no esta del todo preparada para tener una relación, si se le vuelve un problema el respetar, el no agarrar las oportunidades que se le manifiesta en cuanto a terceras personas, debe vincularse bajo términos que le permitan colocar nexos adicionales a los de la pareja, sin que eso sea un inconveniente.
La otra alternativa es estar soltero y así no le debes respeto a nadie y mucho menos rendir cuentas, sino solamente a tener relaciones esporádicas, amistades con derechos, relaciones para satisfacer una necesidad, etc… pero obviamente sin aspiraciones emocionales.
Nunca debe ser una opción, herir aquella persona que nos ama por la incapacidad de retribuir ese amor de manera saludable y sincera. Cuando se tiene una relación al mismo tiempo se asume un compromiso, se debe hacer desde el corazón, donde ninguna persona nos tenga que pedir que lo respetemos o que le seamos fieles.