Cuando eres plato de segunda mesa o una opción entre tantas, no te estás dando el valor que mereces. Cuando tienes dignidad, entiendes que quien te ama debe tener tiempo para ti.
No se trata de egocentrismo ni algo parecido sino de lógica que si alguien no te da el lugar que mereces tienes que dártelo tú misma. Te lo digo porque existen muchas personas por allí que pueden hacerte sentir importante sólo de boca pero no actúan como si de verdad lo fueses.
No eres un plato a escoger de un menú ni una alternativa a una opción principal. Tampoco tienes que conformarte con las sobras. Basta de que no entiendan que mereces atención plena como primera y única opción.
Y no se trata de que tengas que competir con alguien más: ya con nacer eres única e irrepetible, y si quien está contigo dice amarte y no te hace sentir de esa manera entonces hay algo que no tiene sentido. Y quien no lo entienda así es que no se ama a sí mismo y por tanto le cuesta valorar a los demás.
Y aunque el otro no nos dignifique, hagámoslo nosotras, porque primero está el amor hacia uno mismo que el que uno puede sentir hacia los demás. ¿Y cómo dar algo que no tenemos?