La sociedad parece deformar cada vez más el concepto de libertad. Hacer lo que te da la gana, sin medir las consecuencias, no es libertad. Tomar decisiones sin pensar en el efecto que puede tener sobre el otro, tampoco es libertad. Decir lo que te venga a la mente, sin cuidado de a quien puedas lastimar, aún no es libertad.
La libertad se mide por el nivel de responsabilidad que tiene sobre tus acciones. La verdadera libertad, trata sobre la elección más conveniente para nosotros sin que afecte la vida de los demás. Escoger ciegamente algo sin cuidado del efecto negativo que pueda tener sobre los demás, es libertinaje.
Por ello, tú eres libre de tomar tus decisiones, siempre y cuando seas consiente de que estas tienen consecuencias, no solo sobre tu propia vida, sino sobre la de los demás también. Por ende, somos prisioneros de tales consecuencias, en la medida que nos debemos hacer responsable de ellas.
Así que, se libre de manera responsable, escoge bien tus decisiones y no seas indiferentes a las consecuencias de tus actos. Necesitamos remarcar la línea que divide lo bueno de lo malo, pues esta se difumina gracias a la falta de conocimiento sobre la libertad y el poder de las decisiones.
Recuerda que, la sociedad es un conjunto de individuos, cada uno responsable de sus propios actos, y que, en búsqueda del bien común, se toman decisiones que beneficien en lo personal y profesional. Recuerda también que, la toma de una decisión, es el sacrificio de otros miles de opciones que tuviste para elegir, así que, antes de hacer algo en nombre de la libertad, pregúntate ¿Eso que haré, es bueno solo para mí o también es bueno por lo que es? ¿Cómo afecta mi decisión a las demás personas? ¿Esto me ayuda ser feliz, o solo cumple un deseo superfluo y temporal? ¿Qué otras opciones tengo para escoger y cuál conviene más?