No te entregues, así no más, por promesas plagadas de fantasías y de cosas que jamás estará dispuesto a realizar por ti.
No le abras tu corazón a un hombre que busque controlarte, no dejes que un idiota domine tu espíritu libre y salvaje.
No busques a alguien que trate de amoldarse a ti, no le des espacio en tu vida a un borrego, los cachorros siempre están de más.
En cambio, entrégale tu corazón a aquel que brille intensamente sin opacarte, a ese hombre que te vea de tú a tú, como un igual.
No te entregues por calmar tu soledad. Si ese hombre está contigo, es para acompañarte en el camino, no para apagarte la sed de afecto.
Déjate amar por un hombre que realmente sea apasionado, por un caballero que sepa elevarte hasta los confines del romance y el placer en un sólo instante.
Entrégate a ese hombre y ámalo de forma recíproca, déjate querer por quien te respeta y te valora como mereces.
Ya basta de recibir migajas por mendigarle cariño a un patán; dale entrada a tu vida a un verdadero caballero, a un protector, a alguien que te quiera de verdad.
Empodérate, mujer, sécate las lágrimas por esos amores injustos que no supieron valorarte y permítele entrar a ese hombre que está dispuesto a hacer lo que sea para sacarte una sonrisa.