Dejemos de andar diciéndole amor a cualquier que intente llenar nuestro vacío. Cuando el espíritu tiene esa sensación de soledad, es porque falta algo dentro de nosotros, no afuera. Hay que saber amar cuando se está realmente listo, cuando dentro de nosotros no falta una pizca de dignidad y amor propio y cuando la búsqueda de otra persona, sea en pro de la felicidad, y no una respuesta de emergencia a la sensación de vacío.
Esto es más habitual de lo que se cree, de hecho, todos tenemos un amigo o amiga que anda por la vida de flor en flor, a ver cuál de ell@s tiene la fórmula mágica para llenar los corazones vacíos, sin percatarse de que el único amor que es capaz de hacerlo, es el propio.
El amor propio es tan importante como el agua en nuestro organismo, prívate de este en medio del océano, y terminarás tragando a buches, agua salada, sabiendo que solo es una falsa ilusión que a la larga, terminará matándote.
Eso es lo que pasa con el amor ajeno como sustituto del amor propio. Terminamos llenándonos con él, pero solo de manera ilusoria, porque uno tras otro, nos deja más y más sedientos. Es hora de empezar a llenar la cantimplora emocional con nuestro amor propio.