Escrito por Ángel Dichy
La gente tiene una idea errónea acerca de los motivos por los que una relación puede perdurar.
Suelen asociarlo exclusivamente al amor, como si este fuese el pilar único y omnipotente de toda la relación entre dos personas.
Si bien el amor representa una enorme parte de la sostenibilidad emocional entre dos individuos, lo que hace que una relación perdure es la persistencia.
Pero no confundamos las cosas. Con persistir no nos referimos a seguir adelante a que a diario nos gritemos o sumerjamos de cara en la toxicidad de la otra persona.
La persistencia se refiere a ese constante esfuerzo por mejorar uno como persona para siempre entregar la mejor versión de sí.
La persistencia quiere decir la valentía para seguir adelante a pesar de los rumores no comprobados y los miedos que las dudas internas pueden generar.
La persistencia es la madre de la durabilidad, pues en ella podemos conocer aún más a nuestro compañero, amarlo y sobre todo comprenderlo.
La comprensión es entonces, quizá, la segunda de las columnas que sostienen una relación que perdura en el tiempo. Esto se debe a que si no comprendemos las necesidades del otro entonces nunca podremos actuar en pro de su bienestar.
Debemos comprenderla en cuanto a que esta persona también necesita un espacio dentro de la relación como nosotros, que tiene deseo, fantasías, sueños y preocupaciones los cuales podrá decidir compartir con nosotros en la medida que se sienta cómoda con ello.
Ahora bien. La persistencia, la comprensión y el amor, pueden ser los tres pilares fundamentales para sostener una relación. Pero no debemos olvidar que, para que ello se sostenga, debemos afianzar las bases con tolerancia.
Mientras que comprender se trata de ponernos en los zapatos del otro para entender cómo hacer que esta se sienta mejor, la tolerancia es la aceptación de los defectos y errores que puedan ser propios de la otra persona.
A veces sentimos que no soportamos a nuestra pareja. Esta sensación puede ser normal, sobre todo en las personas realmente impacientes. Pero, si este síntoma se extiende durante todos los días sin cesar, deberíamos evaluar las causas y si realmente queremos pasar el resto de nuestra vida amargándonos por las acciones ajenas.
Hay que evaluarnos nosotros y a nuestra relación para así tomar una decisión madura y arreglar la relación o, seguir adelante solos.