El olvido no se negocia. Los únicos métodos para superar el pasado son, la aceptación, el perdón y la reconciliación con el futuro y uno mismo. No hay nada más que pueda hacerte dejar atrás todo aquello que te lastimó.
Erróneamente, algunas personas consideran al rencor, como una forma de protección al daño de parte de la misma persona que ya les lastimó, y también, una manera de acorazar el corazón frente a posibles desamores futuros.
Esta supuesta fortaleza que se adquiere, no es más que el reflejo del miedo y la poca disposición a seguir adelante. Nos aferramos de una forma irónica a aquello que nos lastimó, ocultándolo con un supuesto rencor que, al fin y al cabo, solo nos hiere a nosotros.
Debemos tener la madurez necesaria para ver al perdón, como la única forma de demostrar una verdadera fortaleza frente a estas situaciones. Además, el perdón no significa que demos segundas oportunidades, ni siquiera que tengamos algún tipo de relación de amistad con quien nos lastimó. El perdón es la superación de lo malo desde el interior, la reconciliación con nuestra paz y nuestro amor propio y la mejor manera de encaminar nuestros pasos a un futuro mejor.
No perdonemos por lástima, no perdonemos porque queremos salir del paso o porque simplemente seguimos amando a nuestro verdugo. Perdonemos porque queremos ser libre de toda emoción que nos ate al pasado, por nosotros y por nuestra posibilidad de despertar cada mañana y saber, que delante hay mil puertas más que se abrieron al cerrarse una.