Los amigos, mientras más diferentes a nosotros, mejor. Con los amigos no solo aprendemos a tener un apoyo incondicional, muchas veces nos enseñan tolerancia y respeto, pues hay amigos que pueden tener defectos que no nos gustan y actitudes con las que tenemos que aprender a convivir.
Muchas personas intentan cambiar a la fuerza a sus amigos sin entender que no están recibiendo un aprendizaje valioso que tiene que ver con la tolerancia. No todos tus amigos pueden bailar al son que le toques, y si ese es tu pensamiento, no te quedará ni uno. La amistad es un intercambio, es dar y recibir, aceptar y ser aceptado.
Hay amigos tan valiosos que toleran la personalidad dominante del otro que se quiere imponer con sus creencias y opiniones, pero no duran mucho si esta actitud se vuelve muy intensa. Y es que nadie es amigo de nadie para que le diga qué hacer, cuáles son sus defectos y qué debe cambiar. Por supuesto, los amigos ofrecen una luz esclarecedora que nos ayuda a mejorar como personas, pero cuando la amistad se basa en corregir al otro y hacer ver que el otro está mal, entonces esa fuerza que los une se debilita.
Tus amigos no son perfectos, no hay nadie especialmente diseñado para ti. Siempre habrá algo que te disgustará en algún punto. Pero lo valioso de todo esto es que aprendes a ser tolerante, a tener empatía y respeto por las diferencias con el otro, sin dejar de sentir el mismo amor ni de prestar el mismo nivel de respaldo.
Eso es lo bonito de la amistad, que puede ser incondicional. Puede ser agotador tener que trabajar con el defecto de algún amigo, puede ser molesto y frustrante ver a un amigo sumergido en un círculo de errores por sus propias decisiones y sus actitudes no corregidas. Pero ama a tus amigos con paciencia y mantente allí para ellos incondicionalmente. No les abandones solo porque no cambian como tú quieres o porque no toman las decisiones que a ti te parecen mejor. Respeta su individualidad y aprende lo valioso que es el amor incondicional.
Porque si solo somos amigos de quienes piensan, dicen y hacen lo mismo que nosotros ¿en qué nos enriquecemos? No aprendemos nada. Toda persona, para aprender, necesita ser incomodada y hasta molestada. Nadie aprende nada desde una zona de confort donde se dice amén a todo lo que piensa. Por eso, necesitas amigos que piensen y que actúen diferente.
Seguramente tus amigos aprenderá muchas cosas de ti, pero ellos, con todos sus defectos, también tienen cosas para enseñarte. Abre tus oídos, tus ojos y tu corazón. Aprende de ellos, no te cierres. Porque mientras aprendan uno del otro mutuamente, su amistad se hará cada vez más fuerte.