El abrazo lleva consigo el poder de aliviar el dolor del desamor, las heridas y cualquier tipo de tristeza. No soluciona el problema que provoca ese dolor, pero sí reduce los síntomas del sufrimiento. Abrazar no solo es rodear a alguien con tus brazos, es mucho más. En cada abrazo hay una entrega sincera de cariño que el otro recibe, y no solo eso, el abrazo, al igual que los besos, ofrecen un bienestar temporal tanto en quien los recibe, como en quien los da. Pero ¿Cómo se explica todo ello?
La ciencia detrás del abrazo:
Abrazar libera químicos en el cuerpo que producen placer y tranquilidad, en cantidades muy grandes. Se cree incluso que las primeras muestras de afectos entre hombres, no fueron los besos, sino los abrazos.
El abrazo no solo es un método de expresión de cariño, es algo ligado al ser humano de manera muy íntima. Desde hace miles de años, las familias han trasmitido la importancia de abrazar. De generación en generación, el abrazo ha ido repartiéndose de madres a hijos, siendo esta la primera muestra de afecto real que posee un ser humano.
Esta muestra de cariño entre madre e hijo, hace que el ser humano se condicione para que el significado del abrazo esté ligado fuertemente a la sensación de protección y cuidado que se ofrece al otro, haciendo que el cariño y el afecto del mismo, sean solo una consecuencia directa de “Te abrazo porque quiero que estés bien”.
Finalmente, abrazar reduce los niveles de estrés en el cuerpo, precisamente por el bienestar que generan. Así que, comienza a abrazar por amor, por deseo, por cariño o porque simplemente quisiste sentir a la otra persona, muy cerca de ti.