Podemos tener un sinfín de vínculos afectivos con muchas personas, y, aún así, sentiremos cierta inconformidad relacionada con quienes nos rodean, como si sintiéramos que no nos llenan o nos hace falta “algo más”, “algo mejor”. Ante dicho escenario, debemos preguntarnos, ¿Nos estamos rodeando de las personas correctas? ¿Estamos yendo contra el destino y estamos creando lazos con personas solo por aparentar?
Veámoslo desde afuera. Seguro conoces a alguien que tiene un millón de amigos para así más fuerte poder cantar. Bueno, si te fijas bien, te darás cuenta de que entre tanta gente quizá ninguno sea considerado como su hermano. Esto pasa porque las personas vacías tienen la necesidad de llenar su corazón con cariño ajeno y no, con el propio.
Al tomar esa decisión, inevitablemente estaremos dejando entrar todo tipo de personas, desde las más interesadas hasta las más nobles. Tristemente, los interesados hoy día, son más. Por otra parte, al llenarnos de tantas personas, no tenemos un tiempo realmente especial para alguien en particular y terminamos fragmentándonos y no dando un parte realmente especial de nosotros como para crear un vínculo con alguien y decir “A él o ella le considero mi mejor amigo”.
Por ello, a las personas hay que muchas veces esperarlas, no forzar su llegada y mantener la calma. Mientras estemos solos, debemos aprender a valorarnos a nosotros mismos por lo que somos y no por lo que tenemos. Esa valoración ayudará a que, cuando alguien llegue, pueda valorarnos de igual manera. La vida o el destino, el tiempo o Dios, como quieras llamarle, pondrá en tu camino a alguien que sabrá ver en ti, esa parte que nunca has decidido mostrar a nadie, porque sabes que solo alguien especial, puede llegar a conocerlo por sí solo.
Por ello, no fuerces ningún lazo, ni siquiera el familiar, porque a veces, entre la misma familia, los lazos no están bien atados por el destino. Deja que lleguen, deja que se formen lenta o rápidamente, parte de tu vida. Cuando alguien llega no lo sabes, lo sientes y te das cuenta de que existe una conexión real de amistad y/o amor. Eso no sucede cuando decides crear miles de lazos en tu vida y no puedes atar ninguno de buena manera.