Tenemos la idea errónea de que el amor necesita del sacrificio. Y cuando nos percatamos de esto algo se rompe en nuestro interior. Esto nos hace tener la sensación de estar inmersos en un océano de dependencia y de incertidumbre que bloquea nuestra capacidad de reacción.
Sin embargo, este es un primer y necesario paso, a partir del cual llega el momento de dejar en libertad lo que atábamos y lo que nos ata, pudiendo recomponer nuestros pedazos y volviendo a montar nuestra vida.
La esclavitud emocional
Seremos felices solo si comprendemos que nosotros somos nuestros únicos dueños. En esto ayuda bastante tener un tiempo a solas, para aprender a conocernos, para saber qué es lo que queremos en todos los aspectos de nuestra vida. De esta manera, la compañía se convertiría en elección y no en necesidad, ya que entonces nuestros pensamientos ya no serían en términos de “te necesito en mi vida”, sino de “te prefiero en mi vida”.
El amor no se basa en el sacrificio, sino en la paz y en la libertad de quien se ama a sí mismo.
Eliminar las expectativas, la clave de la liberación emocional
Nuestra libertad emocional comienza cuando empezamos a comprender quiénes somos y de qué somos capaces sin la ayuda o el apoyo de nadie.
Dejamos de ser dueños de nuestro destino en cuanto dependemos de la alabanza, del cariño o de la atención de otra persona. Visto así no es un panorama muy alentador, por eso debemos evitar vivir al lado de la esclavitud.
Fuente: Rincón del Tibet