Dicen que el amor no tiene que ser complicado, pero irremediablemente lo es. Querer a alguien conlleva ser un volcán de emociones, y no siempre pueden ser todas buenas. Los cuentos Disney y las frases de energía positiva, nos inculcan eso de la media naranja, tu otra mitad, el primer amor es el verdadero y ese tipo de historias de príncipes azules y princesas encantadoras.
En la vida real hay mil millones de tipos de pareja, y no todas somos precisamente princesitas. Ni a todas nos gusta el típico macho ibérico que lo pague todo, ni que sea súper caballeroso y gentil, que te llame nena o que venga a buscarte siempre en coche, el típico protector nato que te despierta con un buenos días princesa. Un chico 10 con cuerpo 10. Con un trabajo exitoso y muchos ceros en la cartilla. No, gracias.
No busques tu media naranja,
quizás un medio limón puede hacerte la persona más feliz del mundo mundial. No hacen falta un millón de razones, sólo una: encontrar a esa persona que te hace cortas las horas del reloj con su compañía.
No necesito un príncipe azul ni un action man, sólo esa persona que me acompañe en el camino, que sea un compañero en el viaje de la vida, en lo bueno y en lo malo, que me haga reír hasta que me duela la barriga, que comparta conmigo películas de acción y tiros. Que entienda mi manera de ser y no me juzgue. Que le guste sin peros. Alguien con quien crecer como persona. Esa persona con la que descubrir mundo de la mano, emprender aventuras nuevas.
No pido poco y tampoco mucho. Sólo la ración justa y exacta para ser feliz.
Me sirve con saber que crees en mí, que ves algo que te invita a quedarte aunque tengas un millón de razones para irte.
Fuente: UPSOCL