Vivimos sometido a los demás o a nuestros sentimientos, pensando que el amor necesita hacer sacrificios. Cuando nos percatamos de esto, sentimos que algo en nuestro interior se rompe y pensamos que como es posible que algo tan hermoso se base de sacrificios.
No obstante, es natural no sentirnos capaces de avanzar ni de ir más allá, por lo que podemos sentir un bloqueo lleno de incertidumbre que nos somete.
La esclavitud emocional
Algunas personas sienten que el amor es como una especia de esclavitud consentida. Pero debemos entender que esto no es así: La libertad sólo existe cuando hay amor. Quien se entrega totalmente, quien se siente libre, ama al máximo.
Y quien ama al máximo, siente libertad. En el amor, cada uno de nosotros somos responsables por lo que sentimos, y no podemos culpar a nadie por eso.
Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie.
Tenemos que comprender que nosotros somos nuestros únicos dueños y que la felicidad depende de nosotros mismos. Y que podemos compartirlo con la persona especial.
La compañía debe ser una elección y no una necesidad, ya que entonces nuestros pensamientos ya no serían en términos de “te necesito en mi vida”, sino de “te prefiero en mi vida”.
El amor no se basa en los sacrificios, sino en la paz y en la libertad de querer a alguien. Atender a estos sentimientos y necesidades nos ayudará a frenar las ideas de sometimiento y dependencia que tan normales vemos y con las que convivimos a diario.
“Sigo mal, y seguiré peor, pero voy aprendiendo a estar sola, y eso ya es una ventaja y un pequeño triunfo”
Frida Khalo
La libertad emocional comienza cuando empezamos a comprender quiénes somos y de que somos capaces de hacer sin la ayuda de alguien más. O sea, la única manera de vivir en plenitud es deshacernos de nuestras cuerdas y mirar hacia adelante.
En definitiva, nuestra autoconfianza y nuestra autoestima son las herramientas principales para respetarnos y decir adiós a los apegos insanos e innecesarios.