Un nuevo estudio sugiere que la privación crónica del sueño causa hiperactividad en el mecanismo de autolimpieza del cerebro, lo que lleva a la destrucción de células sanas.
Nunca será excesivo hacer énfasis en la importancia del sueño para la salud. Es posible que dormir bien sea el principal y el menos controvertible factor que contribuye a una buena salud. Ciertamente es posible atravesar ciertas etapas durmiendo relativamente poco, especialmente cuando el estrés que se vive tiene sentido, pero a la larga dormir poco y mal seguramente acabará teniendo un fuerte impacto en todo tipo de aspectos de la salud. Es por ello que se ha dicho que en nuestra época, parte de la desigualdad consiste en no poder acceder a las condiciones necesarias para dormir bien.
Un estudio publicado en The Journal of Neuroscience muestra el riesgo que se tiene si se padece privación del sueño, un grupo de investigadores italianos analizó las células del cerebro de ratones. Los investigadores sometieron a los ratones a diferentes regímenes de privación del sueño a la par que llevaron un control de roedores que pudieron dormir todo lo que quisieran. Lo que hallaron fue realmente alarmante.
Los científicos notaron que en los ratones bien descansados, un tipo de células llamadas astrocitos estaban activas en el 6% de las sinapsis de su cerebro. En los que habían tenido una privación leve, estas células estaban activas en un 8% y en los que habían sido privados radicalmente del sueño, en un 13:5%.
Los astrocitos tienen la labor de depurar el cerebro, como si fueran jardineros que cortan las plagas que crecen en el jardín.
Aunque es necesario hacer más estudios, lo anterior sugiere que la privación del sueño crea una sobreactividad, en la que el cerebro de alguna manera se autodevora. Una posibilidad es que debido a la privación del sueño una mayor cantidad de sinapsis dejan de funcionar de manera óptima y deben de ser eliminadas, o simplemente este mecanismo de limpieza se desborda.
Paralelamente, los investigadores notaron también un incremento en la activación de células microgliales, las cuales han sido asociadas con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Esto no es noticia, pues en otros estudios ya se ha notado una correlación entre la privación del sueño y la demencia senil. Esto tiene cierta lógica, pues es en el sueño en donde de alguna manera descansamos y “rejuvenecemos” o al menos “reparamos” nuestro organismo.