Debes aprender a decirle adiós a tu pareja sin que eso implique ensuciar tu dignidad, sin degradarte como persona por un amor fallido. Porque el verdadero amor es el que te hace flotar y no el que pesa.
Aprende que por despedirte y decir adiós no significa que ahora te amas menos que antes. Hay formas de sacar de tu vida a alguien sin que eso destruya tu autoestima. A veces, sacar de tu vida a alguien inadecuado puede representar, incluso, un gran bien para ti.

Si es por tu bienestar, lo mejor es marcharte y no volver más nunca, aunque te prometan el cielo y todas las cosas más hermosas del universo. Ningún maltrato vale todo lo bueno que puedan darte. No permitas que te falten el respecto, bajo ningún aspecto.
Algunas personas, aunque digan que nos aman o nos aprecian enormemente, pueden demostrarnos todo lo contrario y hacernos un profundo daño en nuestro corazón. A esas personas debes decirle adiós, hasta luego, me largo, me despido, hasta nunca. Mientras más pronto, mejor para ti.
Suelta con fuerza a aquellos que pretenden someterte con las uñas, como si fueras un objeto de colección. Despídete de quienes, en vez de besarte en la boca, te mantienen sujeta a la fuerza. El verdadero amor es el que deja ir, así que si alguien busca poseerte, suéltalo y escápate sin decir adiós.

Márchate y no muestres tus costuras, no muestres el dolor que puedas sentir, porque una mujer regia y digna no sufre ni llora por un mal amor que salió mal. No te entristezcas porque no fue, alégrate porque alguien más te está esperando.
No le rindas cuenta a quien jamás te valoró, no pierdas tu tiempo en quien no está dispuesto a sacrificar todo por ti. Dile adiós y construye una nueva etapa en tu vida, donde no reine la tristeza y el desasosiego. Dale paso a la felicidad y a la alegría. Construye un nuevo tú.