El Karma es la madre de las justicias. Algunos no creen en ello, pero, incluso esas personas que parecen hacer el mal y siempre salirse con la suya, tienen un lado oculto que nadie conoce, el cual está torturándoles desde adentro.
Esas personas que van por la vida en plan de patanería, de no valorar la dignidad ajena y de romper corazones, terminan rindiéndole cuenta a la peor de las cosas, a la soledad. De a poco, el karma va alejando a las personas que de verdad parecían importarles, aquellas que pudieron tener un propósito más allá de ser un saco de boxeo para las idioteces de esta mala persona.
La soledad lastima cuando es forzada, cuando estamos exasperados por compañía y no conseguimos a nadie que tolere nuestras pendejadas.
Deséale suerte a quien te rompió el corazón, porque de a poco, la sensación de vacío le pasará factura y le carcomerá por dentro. Este tipo de personas, terminan relacionándose con alguien que ni siquiera quieren en realidad, pero por temor a no quedarse solos, se someten a la costumbre.
No hay forma más forzada de fingir la felicidad, que la de estar con alguien que no amas, solo para escapar de tu sensación de vacío.
La gente que no reconoce la dignidad ajena, no reconoce la suya. Esta falta de amor propio, es la causa principal de la sensación de vacío. Así que, no te preocupes tanto por si esa persona que te rompió el corazón, va a sufrir o no. Créeme, si lo hará, y tarde o temprano se verá rodeada de gente, pero por dentro, no tendrá nada que le haga ser realmente feliz. Eso, amiga mía, es una de las formas más duras de la justicia a manos del karma.