En muchas ocasiones, cuando nuestra vida va bien, y todo está marchando excelente, es necesario experimentar un poco de dolor para valorar la felicidad y sobre todo, para aprender que somos más fuertes de lo que creíamos.
El dolor nos ayuda a darnos cuenta de cuánto debemos querernos a nosotros mismos, amarnos, valorarnos, y a reforzar nuestra capacidad de afrontar las cosas, porque si nosotros mismos no somos capaces de todo esto, nadie lo hará por nosotros, y eso debemos tenerlo siempre presente.

En especial, en esos momentos, donde el dolor es causante de un desamor, donde como en la mayoría de las veces, nos ilusionamos, confiamos y creemos que una atmósfera muy cercana a la perfección rodeará nuestra relación, pero el dolor se hace fuerte cuando yodo se derrumba de un momento otro.
Así es lo oscuro del amor, cosas que se aprenden cuando rompen nuestro corazón y jamás podemos olvidar ese momento amargo, pero si podemos superarlo, sin embargo, en ocasiones es necesario recordarlo para que nos proporcione fuerza.
Y es que, lamentablemente, nadie se salva de ese monstruo destructor que es el desamor, este puede ocurrir en un noviazgo, en un matrimonio, o en cualquier tipo de relación, y sin que se vea venir, simplemente eso que nos hacía sentir vivos, luego nos carcome el corazón y nos cuesta creer que está ocurriendo, que ese amor se fue a quién sabe donde, simplemente esa persona que iluminaba nuestro días, ya no estará más en ellos.
Los motivos no importan, lo que realmente debemos considerar es lo que aprendemos, eso va más allá del dolor y es la clave para que en algún momento podamos vivir un amor mil veces mejor, empezando por el que sentimos hacia nosotros mismos.
El corazón roto entonces evoluciona, se convierte en un viaje de autodescubrimiento y cada paso será crucial, pues si no somos los suficientemente sabios para reconocer lo que la vida nos quiere decir, la historia se puede repetir e incluso, de una forma más dolorosa.
Cada persona tiene un viaje distinto, pero cuando entendemos la lección, aprendemos cosas como estas:
- La felicidad es nuestra decisión: Por más que la otra persona sea alguien maravilloso, jamás podrá hacernos feliz por sí solo. La felicidad es una decisión que nace en nosotros mismos, por lo que también es posible ser feliz sin esa persona. Nos bastamos a nosotros mismos para ser agradecidos y disfrutar todo lo que nos rodeas, nosotros mismos somos más que suficientes.
- Los límites los ponemos nosotros: Si nos dolió lo que ocurrió, fue porque lo permitimos, porque dejamos que todo llegara a un punto sin retorno. Quizá dimos de más, quizá dimos menos, pero fue nuestra elección, quien ocupe el lugar de la pareja, no hará nada que nosotros no permitamos.

- Podemos ser mejor persona y mejor pareja: No se debe creer que el otro tuvo la culpa de lo ocurrido, nosotros también tuvimos que ver y aunque no nos agrade, lo debemos aceptar. Eso no debe hacernos sentir menos, al contrario, hemos aprendido lo que no debemos hacer y sabemos que podemos ser mucho mejor, para nosotros mismos, para otros, para todos.
- El amor no se exige, y no podemos amar por dos: No importa si somos los únicos que amamos, no importa si creemos que todo tiene arreglo, debemos respetar lo que el otro decida y yo no podemos amar en su lugar, los puentes se sostienen de dos lados y el amor es el puente más grande de todos.
Es imposible forzar a alguien a que nos ame, por lo que debemos aprender a aceptar cuando no ocurre, eso no nos hace menos, simplemente esa persona no era para nosotros.

- Todo pasa: Sanaremos, todo será mejor y habrá muchas cosas que nos harán sentir mejor más adelante. No debemos presionarnos por el tiempo que pase. Un día podremos amar a otro amor de nuevo, nuestra primera tarea es amarnos a nosotros mismos y todo lo demás fluirá.