La acumulación de emociones como el llanto y la risa, pueden tener efectos altamente nocivos para la salud mental. La depresión y la ansiedad, pueden ser el resultado del aguante de estas emociones. No expresar el dolor o la alegría, fuerza a la mente y el cuerpo, a tratar de manera innatural con sus emociones, haciendo que haya un desequilibrio en nuestro cerebro, produciendo así, los trastornos emocionales que ya se mencionaron.
No digo que la depresión y la ansiedad se produzca solo por esto. Bien es sabido que los trastornos emocionales tienen una gran cantidad de causantes, pero una de las más frecuentes y desconocidas, irónicamente, es el de hacerse el fuerte, el de no llorar cuando lo necesitas y no reír cuando quieres.
El cuerpo es sometido a una altísima dosis de estrés, estos episodios, hacen que la mente sufra alteraciones de las cuales es muy difícil curarse. Es común ver gente que, luego de ser lastimadas en el amor, tienden a rodearse con una coraza de piedra, y van por la vida pretendiendo ser indestructibles.
Este tipo de personas, que son supuestamente las más fuertes, suelen ser las que sufren mayores crisis existenciales, debido al choque de sus emociones y la manera en que las expresan.
Aquellos que lloran, no lo hacen siempre porque sean débiles, muchas veces, el llanto es una señal de que llevas mucho tiempo siendo fuerte, y ya no soportas tanto dolor dentro de ti. Llorar, hace que el cuerpo libere la acumulación de estrés y reequilibre el estado emocional.
También hay que tener inteligencia emocional, esto nos ayuda a controlar los sentimientos, ya que tampoco podemos ir por la vida regalando lágrimas. En definitiva, todo en exceso hace daño. La idea es conseguir el equilibrio en la frase que ya se mencionó: “Ríe cuando quieras, y llora cuando lo necesites”.