Si lo amas, déjalo ir… ¿Cuántas veces no hemos escuchado esa frase de parte de un amigo o incluso, de nuestra propia pareja? Dejar ir a alguien no es cosa fácil cuando se ama en realidad, y hacerlo, supone abandonar aquello que te está causando una dicha y te mantiene en un estado de felicidad.
Muchas veces, dejamos ir, porque la otra persona simplemente, ya no quiere estar con nosotros. Y en tal caso, no podemos obligar a nadie a que se quede, por mucho que le amemos. Sin embargo, dicho amor nos hará insistir e insistir, una y otro y otra vez, hasta hacer que se quede… Pero, dicha insistencia, casi nunca tiene sus frutos.
No creo que el tema acá sea “Si le amas, déjale ir”, en realidad, lo que la gente debería decirse a sí misma, es: “Si me amo, debo dejarle ir”, porque mientras la relación esté bien, mientras la otra persona te amé de verdad, mientras no haya una razón que haga que el otro quiera distanciarse, entonces ¿Por qué va a querer irse?
Por otra parte, hay que saber que, en ciertas ocasiones, se puede batallar para recuperar el amor perdido, mejorando ciertos aspectos de la relación o tratando de reparar algunos errores. Esa es la mejor manera de pedir que alguien se quede, porque no estarás reduciendo tu dignidad, sino que estás tratando de mejorar por la persona que amas y si, a fin de cuentas, dicha persona no lo valora, tú habrás hecho tu trabajo y, de nuevo, tocará decirse “Si me amo, la debo dejar ir”. Porque ya demostraste que le amas a ella, ahora, demuéstrate a ti que te amas aún más como para saber, que nadie debe ponerte a mendigar el amor que quizás, ni siquiera merece.