Si se quiere o desea algo, hay que dejarlo volar. Será mejor. Lo más habitual cuando alguien persigue y presiona demasiado, es que al final, consiga el efecto contrario a su propósito.
Por lo general, cuando la obligación está de por medio, es normal que se huya. Pues a nadie le gusta sentirse obligado a nada, y esto sucede con todo, tanto en los seres humanos como en los animales. Cuando algo no apetece de manera natural, insistir demasiado, ya sea amistosamente, amorosamente, etc. lo que a menudo produce, es que las personas deseen alejarse.
Si al buscar o tratar de reestablecer contacto con alguien de manera natural y con acciones que no denoten ningún tipo de obligación, atadura o compromiso, y es este vaivén no se obtiene alguna respuesta por la otra parte, la persona debería dejar “volar” al otro ya que está claro que por lo que sea, no hay ganas o tiempo de volver a contactar.
Una personalidad sana, cuando desea tener contacto con alguien intenta tenerlo, pero se da cuenta cuando no es correspondido y se retira dejando libertad, sin enfados ni presiones.
Hay maneras en donde tratar de establecer contacto con alguien no es la mejor ni la más adecuada.
Dar por supuesto que hay un enfado, que se diga que hubo algún daño, insistir para hablar de inmediato, etc… son presiones para intentar hacer sentir culpable al otro, cuando en realidad los motivos por los que alguien deje de tener contacto pueden ser múltiples, por ello, sacar conclusiones anticipadas y presionar no suele dar buenos resultados.
Presionar no hace que se pueda retener a otros. Lo que suele producir, es el efecto contrario, el de querer alejarse porque se tiene la sensación de pérdida de libertad. En cambio, aceptar las cosas sí que puede hacer que la persona que se aleja pueda volver cuando le apetezca.
Es el ejemplo de las buenas amistades, que no siempre tienen un contacto muy seguido, pero si no hay presiones y se acepta el espacio personal de cada uno, sabrán que son libres de alejarse cuando necesiten soledad, o tengan poco tiempo.
Esa libertad de saber que, aunque apetezca desconectar por un tiempo no será tomado de forma negativa por el otro, es lo que une más a las personas.
Cuando sentimos que se acepta nuestra manera de actuar, es cuando se afianzan más las relaciones porque sentimos la libertad de alejarnos sabiendo que es comprendido y hay alguien que está dispuesto a disfrutar de nuestra compañía cuando se puede, aceptando que no siempre será así, por diferentes circunstancias.