Esta historia es muy curiosa porque alguna vez nos ha ocurrido; lo hemos vivido o bien lo hemos experimentado a través de otra persona. Sabemos que no es nada fácil poder curar un corazón roto, nos toma mucho tiempo poder pararnos y seguir adelante, ya que el corazón esta partido en varios pedazos que duele mucho cuando respiramos, pero existe formas extraordinarias que puede hacernos y ayudar a los demás a curar ese corazón que ha sido partido por esa persona que alguna vez fue especial para uno.
Y llega un momento en que decimos “Ya no puedo seguir con esto”, no aguantamos sentirnos así de mal, ese malestar que nos mata poco a poco. No podemos darle el gusto a esa persona de vernos destrozada por él/ella. Es momento de levantarnos, de secarnos las lágrimas y seguir con nuestra vida.
Existe una respuesta psicológica ante el rechazo. Tenemos una necesidad innata de aceptación, al igual que necesitamos agua y alimentos para sobrevivir. Al contrario de lo que sucede cuando nos enfrentamos al peligro, el rechazo activa nuestro sistema nervioso parasimpático. Haciendo el cerebro una señal a través del nervio vago hasta nuestro corazón y estómago. Encogiéndose los músculos de nuestro sistema digestivo y provocándonos un vacío en el fondo del estómago. Se contraen nuestras vías respiratorias, dificultando así la respiración. El ritmo cardiaco se detiene de manera tan evidente, que, literalmente, podemos sentir como si nuestro corazón se estuviera rompiendo.
“A todos nos rompen el corazón por primera vez. La primera vez es la que más duele”
Con el tiempo, va desapareciendo la abstinencia, así como el dolor al rechazo. No podemos negar que fue tiempo perdido llorar y extrañarlo. Aunque uno diga que es un tiempo normal, llamado duelo, uno odia haber sentido esa sensación. Pero a pesar de todo ello uno debe sentirse agradecida por la relación que se tuvo porque nos enseñó lo que significa amar y ser amado. Ahora puedo decir que sé lo que quiero: una relación que me llene de dopamina y regule mi ritmo cardiaco cuando él entrelace sus dedos junto a los míos. Sabré que está bien cuando pueda hablar con toda libertad durante horas y cuando me sienta igual de bien en silencio. Ya no me encuentro buscando ese sentimiento, preguntándome cómo debería sentirse el amor, porque lo reconoceré cuando llegue y no lo forzaré si no está ahí.
No es nuevo saber que la decisión depende uno mismo. Aunque nos encontremos mal ahora sabemos que estaremos bien, que la experiencia me nos está enseñando aprender mucho más del amor. Lo que debemos hacer es tomar la iniciativa de salir adelante y ser alguien más que una persona con el corazón roto.