Las relaciones pueden estar llenas de dudas, incluso cuando dos personas se sienten muy cómodas estando juntas. El hecho es que siempre existirá una oportunidad de que todo deje de funcionar. Esto no es un motivo para dejar de intentarlo. Al contrario, es con esta experiencia que se toma del miedo y la duda, que las parejas empiezan un proceso de maduración lo cual hace que las relaciones tengan un éxito verdadero.
Estadísticamente hablando, siempre habrá una posibilidad de que la relación sea un total fracaso. El truco es hallar a tiempo el rumbo de dicho noviazgo, lo cual no es nada fácil, ya que conocer a alguien realmente lleva mucho tiempo.
En promedio se necesita cerca de dos años para empezar a determinar si una pareja tiene o no futuro. Estos dos años es conocido como “luna de miel”, y es el proceso y tiempo en el cual las parejas terminan de conocerse entre sí, incluyendo sus defectos, afirman los expertos. No es que esos defectos salieron a la luz de un momento al otro, sino que, durante la luna de miel, el amor o enamoramiento hacen que esos defectos no se noten o no se les preste la debida atención.
No importa el tiempo que te tome pasar por este proceso, pero cuando suceda, tendrás dos opciones:
- Aceptas a es persona a la que ahora empiezas a conocer de nuevo, pues estás viendo con más claridad esos defectos que por amor no querías ver.
- Empiezas a considerar terminar con la relación, porque sencillamente no te sientes a gusto con dichos defectos.
Al pasar el éxtasis que produce el amor, comenzamos no solo a ver los defectos de aquella persona que tenemos al frente, sino que comenzamos a comprender cuál es el verdadero papel de ellos en nuestra vida. Es acá donde la mayor confusión puede surgir.
Tenemos la discusión interna en la que ponemos como motivo principal a la otra persona. Pensamos que si bien esa persona tiene defectos, tenemos una especie de responsabilidad “moral” por haberle jurado amor en estos años que estuvimos conociéndole.
Si bien el amor dicta que debemos aceptar los defectos ajenos, la verdad es que tenemos la potestad para decidir si sencillamente esos defectos son realmente molestos para nosotros para aceptarlos o no.
Es bueno que haya conveniencia dentro de la relación, y que eso sea un motivo para estar juntos, pero no es sano que sea solo ese el motivo que une a dos personas, debe haber algo más. Si no hay un cariño que lo respalde, entonces no habrá conveniencia que sea lo suficientemente buena como para aceptarla como la única razón para estar con alguien.
Nunca te aferres a alguien solo porque te conviene y porque creas que, por amor, debes tragarte todos sus defectos como si no existieran, como si de verdad no te afectaran. Pero atenta, que el problema acá no es conseguir a alguien sin defectos, porque eso no existe. La idea es que cuando consigas a alguien, sus defectos, sean grandes o pequeños, muchos o pocos, no te afecten lo suficiente como para ponerte a dudar de si realmente quieres o no estar con esa persona, porque lo que pones en juego es tu libertad emocional, plenitud y felicidad.