Pocos saben lo que es la libertad, o quizá no quieren tomar consciencia de su prisión y tomar las medidas para salir de ella. Esas medida no incluyen hacer de nuestra cárcel un lugar cómodo y placentero a medias, el objetivo principal debería ser derribar los barrotes y defender la libertad con todos los recursos que tengamos para hacerlo.
Somos presos de interminables situaciones:
De la sociedad: Tal vez sea la cárcel de donde más cueste salir, la sociedad con sus reglas y sus “deber ser” que influyen en nuestra vida y nos llena de miedos y remordimientos cuando nuestras acciones se desvían de esas expectativas. De las relaciones interpersonales: Por dejarnos dominar por otras personas, dejamos de tomar decisiones por nosotros mismos y le damos el volante a alguien más, para que conduzca nuestro actuar, cómo vestirnos, cuándo sonreír y hasta cual momento llorar.
Del qué dirán: Frenamos nuestras acciones por temor a decepcionar a quienes nos rodean, qué van a opinar o cómo nos juzgarían, dejando de lado lo que nosotros queremos, lo que realmente deseamos vivir.
Del tiempo: Esta creación del hombre como marco referencial nos limita y atormenta, pensamos muchas veces que es demasiado pronto y peor, que es demasiado tarde. Estamos sujetos a un horario, a una rutina, a un ciclo de tiempo que define nuestras vidas. Ciertamente tenemos un tiempo finito acá, pero cronometrarlo no hará de nuestro paso por acá, algo más placentero, sino lo contrario, nos hará simples presos del tiempo.De los recursos económicos: Si no tenemos claro que lo mejor de la vida no tiene precio, no se puede comprar, no habrá fortuna que nos acerque a la felicidad.
De los miedos: Nada más paralizante que el miedo, cuando no es bien controlado puede cortar nuestras alas de raíz, haciéndonos sentir que no está tan mal no poder volar, que desde aquí todo tiene un enfoque particular, que es seguro no cumplir sueños, no arriesgarse, no hablar, no expresarse, nos mantiene a salvo… puede ser cierto, pero ¿cuál será el costo?No decores tu jaula, aprende a quitar los barrotes impuestos por terceros o por ti mismo, aprovecha esta oportunidad para crecer, para desarrollarte. Las limitaciones solo están en tu mente, escucha tu corazón que te pide a gritos que salgas de la jaula, que no se siente cómodo con la decoración, que no quiere estar cómodo, que quiere vivir, experimentar, amar, ser amado, que quiere sacarle el máximo provecho a esta oportunidad y no se lo estamos permitiendo.
Fuente: Rincón del Tibet