No seamos hipócritas: todos, en mayor o menor medida, hemos sentido deseos en algún momento de estar al lado de otra persona que no es nuestra pareja. Esto no es del todo descabellado, según la ciencia, y suele ocurrir en momentos muy puntuales de la relación donde hay problemas o situaciones incómodas.
El problema surge en las personas que desarrollan una conducta de infidelidad elevadamente alta, las cuales sucumben fácilmente ante la más mínima tentación por alguien más. Según los expertos, estas personas sufren de un problema patológico serio y tienen altas posibilidades de reincidir en el futuro.
¿Aún tienes esperanzas de que tu pareja cambie por ti? Deberías pensarlo dos veces. La mayoría de los infieles empedernidos sufren trastornos emocionales o problemas psicológicos de gravedad, tales como la obsesión compulsiva. La hipersexualidad o ninfonía también juega un rol preponderante, siendo la mayor causa de infidelidades en el mundo.
Tan sólo piensa: ¿Es posible que una persona con dichos trastornos pueda controlar su conducta por sí mismo? ¿Realmente tiene el poder para cambiar? ¿Si no puede hacerlo por sí mismo, lo hará por alguien más? A menos de que seas una profesional de la salud mental, muy poco podrás hacer para que tu compañero cambie su comportamiento.
Hay que destacar que esta no es la realidad de todos los infieles. Muchos no suelen reincidir en las acciones que cometieron e, incluso, aprenden a controlar sus impulsos carnales.
Lo importante es que entiendas las razones por las que tu pareja sucumbió a los brazos de alguien más y si fue producto de una patología psicológica o un mero desliz casual. En cualquiera de los dos casos, no olvides que las personas no suelen cambiar por los demás sino por sí mismos, así que basta de colocar tus esperanzas en un sinsentido.